“Y luego está ese movimiento artístico de una sola persona, Marcel
Duchamp - para mí un movimiento auténticamente moderno, porque implica que cada
artista puede hacer lo que crea que debe hacer- un movimiento para cada persona
y abierto a todo el mundo” con estas palabras Willem De Kooning, pintor
holandés, retrata lo que significa el arte del concepto, y que para muchos es
el arte que más se acerca a las personas, llevándolas a otro estado, pensando,
imaginando y creando: el arte conceptual.
El arte desde hacía ya muchos
años que poseía un significado simple, o era una fotografía o un cuadro o
simplemente una escultura, bueno, para muchos artistas esto no fue más que un
impulso para llevar el arte un poco más allá, acercarla al límite de lo normal
y convertirla en algo más. La renuncia a lo clásico, a ese artículo de lujo y
portátil que llaman objeto de arte. Para esta nueva camada de artistas, las
ideas era la base de esta nueva línea, romper los esquemas.
Para estos artistas lo importante
era crear un arte que viviera y tomara la forma, aunque muchas veces no tuviera
una forma, que el mismo espectador imaginara. Este tipo de arte tenía la
intención de crear en la persona la
sensación de que ellos estaban al mando, podían armar a su gusto la obra,
muchas veces interactuando con ella y otras veces simplemente estando presente
en una habitación.
Este movimiento tuvo su apogeo
fue en los años setenta, con artistas como Douglas Huebler, Lawerence Weiner y
Joseph Kosuth, pero tuvo un precursor en 1915, un artista francés que según
palabras del artista: “estaba más
interesado en las ideas que en el producto final “, su nombre, Marcel
Duchamp, el galo fue mundialmente conocido por llevar el arte a un escalón más
y por acuñar el termino Ready Made,
el cual se ejemplifica en su obra Fuente,
donde toma un urinario y lo firma con el nombre de R. Muntt, en esta obra se demuestra el alma del
conceptualismo, donde el concepto es más importante que el objeto mismo.
Una definición más simple de este
movimiento se puede entender como la idea de los artistas de plasmar sus ideas
en un sentido literal, llevándolas de sus pensamientos a la obra, aunque muchas
veces estas obras no existieran materialmente y que en ocasiones hayan sido
obras del momento, de las que solo se tiene respaldo fotográfico. Muchas de
estas obras se respaldan en videos, fotografías, esculturas y grabaciones para
llegar a crear la obra, aunque muchas veces no se logre, ya que la idea es más
importante que la obra en sí.
Para el artista conceptual
americano, Mel Bochner: “la obra
conceptual ideal posee dos
características: que tuviese un correlativo lingüístico exacto, es decir, que
pudiera describirse y experimentarse en su descripción, y que fuera
infinitamente repetible. Debe carecer absolutamente de aura, o condición de
única que se le perezca” En este
sentido, Bochner explica de buena forma la base del conceptualismo, aunque
muchas de las obras no alcanzaron el estado de perfección del que se habla,
algunas si lograron acercarse a esta idea, como ejemplo puede ser lo que logro
Duchamp con su obra “La Fuente”, donde no se encuentra un aura pura, ya que es
un objeto que esta reproducido, no es un elemento único e inigualable.
En este sentido, otra frase que
puede fortalecer las palabras de Bochner, son las Lawerence Weiner a la revista
Conceptual en 1972: “El arte que imponga
condiciones – humanas o del tipo que sea – para ser apreciado por quien lo
recibe, constituye en mi opinión, fascismo estético” en este sentido se
afirma que los conceptualistas iban más allá de sentir un dominio sobre el
espectador, para estos artistas, la idea más bien va por liberar la mente de estos últimos.
Para Weiner, sus obras se
encontraban en el dominio público, es decir, cualquiera las podía poseer, según
sus palabras: “una vez que usted sepa de
una obra mía, es suya. No existe ningún modo en que yo pudiera trepar a su
cabeza y quitársela”, en este sentido, Weiner viene respaldando la idea
base del conceptualismo, el de que la base de la obra o gran parte de esta se
encuentra dentro de la mente, el resto se puede encontrar en la forma tangible,
además de apoyar la idea de la libertad a la hora de apreciar la obra, dejando
de lado las separaciones sociales que muchas vanguardias poseían.
Algunas de las propuestas
conceptuales que nacieron fueron los EarthWorks
(obras de tierra o Land Art), estas obras se realizaban en espacios abiertos,
campos por lo general donde el artista ocupaba el entorno para crear, muchas de
estas obras ya no existen, solo quedan registros fotográficos, ya que con la
erosión fueron desapareciendo. Por lo
general, el artista ocupa herramientas que la misma tierra le va entregando,
como es el caso de madera, piedra, agua, etc. Un Land Art nacional es el que realizo Raúl
Zurita en el desierto de Atacama, su obra se podía ver desde el cielo.
Otros artistas han ocupado distintas herramientas para comunicar,
como es el caso de Vito Acconci, quien en su obra Lecho de Semen plantea una relación vouyerista con el público,
donde se masturbaba sin que el público pudiera verlo, solo oírlo a través de un
alto parlante, donde escuchaban las fantasías del artista.
Y como también lo realizo Joseph
kosuth en su obra Una y Tres Sillas,
donde exponía una silla plegable normal, además de una fotografía tamaño real
de esta y la definición del diccionario de la palabra, en este sentido, el uso
del lenguaje va por una transición de los real a lo ideal, lo que se ve en las
tres formas de la silla.
Son muchas las obras conceptuales
que se han creado y expuesto a lo largo de los años, se pueden apreciar en la
cantidad de artistas que han desarrollado este movimiento, se puede apreciar el
inicio de todo en la Obra de Marcel Duchamp (quien fuera el precursor de este
tipo de arte sin querer serlo) pasando por los ideales setenteros que llevaron
este corriente a niveles insospechados, hasta conocer ejemplos nacionales como
los del poeta Raúl Zurita.
En fin, el arte conceptual nació
en el ideal de la libertad del espectador, dejar que el, de alguna forma, vaya
creando la obra, que se apropie y entienda el arte según sus propios criterios,
además de valorarlo con lo más importante: sus ideas.
Primera Foto, Marcel Duchamp “La Fuente”. 1917
Segunda Foto, Raúl Zurita, “Ni pena ni miedo”. 1993
Tercera Foto, Joseph Kosuth, “Una y tres silla”.
1965
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