martes, 17 de diciembre de 2013

entrevista a Jorge Sarmiento




Jorge Sarmiento es un personaje típico de la bohemia Villalemanina  no solo  por su música, ya que el participa en el conjunto "Trio Sarmiento", si no también por sus dotes literarios, reconocidos por su participación en la popular revista  de la zona llamada  "Pompeya",  en la presente entrevista  Jorge nos cuenta  su lado de escritor y relata cómo incursiono en este mundo fascinante de las letras.

Realizada en mayo del presente año por:
Diego Muñoz,   Adriano González y Giorgio Vecchiola

viernes, 13 de diciembre de 2013

“La música es vida y parte de mí”


Raúl Cisternas, un joven de 18 años, estudiante de 3° medio de turismo del Liceo Politécnico de la comuna de Concón, resulta ser a primera vista un joven educado, respetuoso y algo tímido. Timidez que desaparece en cada momento que sus manos tocan las cuerdas de sus instrumentos.

La historia del adolescente se une con la música desde muy pequeño, en base a 3 personajes fundamentales en su vida, su madre, su abuelo y la iglesia. La mamá de Raúl desde que era muy niño le cantaba y contaba cuentos por las noches cuando él se quedaba dormida, lo que despertó en él y según lo comenta un interés por la música: “Escuchar a mi mama cada noche, desarrollo mi sentido de escuchar y poner atención a cada sonido, como el de los pájaros y hasta el de las hojas de los arboles, que resultan ser música para mis oídos”.

Además de la imagen materna, influyo en su gusto y atracción por la música, una desconocida figura de su abuelo. Desconocida porque él jamás lo llego a conocer, pero de quien heredo según sus propias palabras y talento y afición por la guitarra, primer instrumento que aprendió a tocar.

A partir de los ocho años, Raúl se incorporo a la iglesia evangélica, comenzó a ir consecutivamente a los misas y participar cada vez más frecuente del coro. En ese lugar siguió creciendo su amor por la música, que lo llevaría años después a perfeccionarse y estudiar otros instrumentos, siendo alguno de ellos el charango: “Para algunos resulta extraño que un joven haya aprendido a tocar ese estilo de instrumento, pero para mí me enorgullece porque es parte de las raíces andino de nuestro país”.


Una inesperada oportunidad y un camino con obstáculos

    Como lo comentó el mismo Raúl su madre ha sido un apoyo e inspiración para continuar en este complicado y también criticado, camino de la música. Para su felicidad, su familia jamás le ha negado el dedicarse a la música, todo lo contrario tanto su mamá y su papá lo han apoyado en cada etapa de su trayectoria, llegando a esforzarse para cumplir con los sueños de su hijo. Uno de ellos fue mediante el sacrificio de ambos padres, juntar el dinero para que Raúl pudiera estudiar en el Conservatorio de la Universidad Católica de Valparaíso. En este lugar pudo aprender y perfeccionar lo que para él resulta ser su arte y a pesar de su modesta situación económica, el amor de sus padres logró ser el sustento necesario para cumplir con anhelado deseo: “Jamás pensé en llegar a un lugar tan maravilloso como ese y poder adquirir tanta sabiduría. Más aún cuando gracias a mi esfuerzo logre obtener becas que premiaban mi esfuerzo”.

            No conforme con esto las aspiraciones de Raúl fueron creciendo y gracias a sus estudios en el conservatorio se le fueron abriendo puertas que él nunca imagino. Uno de ellos fue el Festival del Huaso de Olmué, donde participo por medio de la oportunidad que le otorgó el director del grupo folclórico conconino Mauco: “El Conservatorio me dio la posibilidad de tocar en importantes escenarios como el Congreso, pero el más importante para mí fue el del Festival de Olmue, fue una experiencia única y mágica cómo músico”.

Junto con la emoción que resulto tras enfrentarse a un público de esas magnitudes, sintió un sentimiento de satisfacción al ver los rostros de sus padres, quienes le reflejaban amor y orgullo, de esa forma el se siente pagado. Retribuirles mediante su arte, la música, todo el esfuerzo que han hecho sus padres por él, es la comprensión de saber que sus convicciones lo están llevando por el camino correcto.

   
         El joven cercano a la música y a Dios por sobre todas las cosas, reconoce que en muchas ocasiones el camino de la música que ha llevado ha sido criticado. En la mayoría de las ocasiones se trata de reproches que ha recibido de sus propios compañeros o jóvenes de su misma edad que lo rodean. Reconoce que como en todos los contextos de la vida existen personas que sólo ven el lado negativo de lo que cualquiera se puede desempeñar. Como hechos que él puede percibir en su propio lugar de estudios, dice notar como los jóvenes no se apasionan por nada. No estudian, no trabajan y se dedican a cosas que sólo perjudican sus vidas: “Hay algunos que eligen como escape a sus vidas el alcohol, la delincuencia y las drogas, en mi caso he elegido la música, como mi único escape de mis problemas e inspiraciones, puedo decir que mi droga es la música”.


Sus gustos
Para Raúl y según sus criterios, un músico si bien tiene por lógica sus gustos y privilegios musicales, para él quien se dice llamar músico debe tener las facultades de aprender y adquirir los conocimientos que lo lleven a saber tocar cualquier instrumento y estilo musical. Entre sus gustos se encuentran músicos de renombre internacional cómo, Steve Gander, The Beatles, Bob Dylan y Billy Coban. Y continuando con su pensamiento que un músico debe ser transversal, Raúl de todas formas tiene un enfoque más consolidado y en el cual se enfoca, el blues, jazz, bossa nova y el funk.  


Un futuro provisorio

Si bien y cómo él lo comenta, resulta poco lógico haber elegido en su especialidad escolar, el área del turismo, pero cuando lo explica logra tener concordancia. Expresa como en el liceo, la hicieron entender como que el turismo está ligado a la realización de eventos mediante la creación de productoras. Es en ese punto donde él personalmente ligo su arte con los estudios, ya que mediante la producción de eventos es cómo piensa poder ir masificando su música e ir abriendo los caminos para ser un músico consolidado en algún momento.

Entre sus sueños a futuros se encuentros algunos que sobresalen entre los demás y otros que porque no lo hacen soñar por las noches. Le gustaría antes que nada llegar a ser un buen músico, teniendo todas las características que mencionó durante la entrevista, un músico con conocimientos amplios y que logre vivir tan sólo de su amor a éste arte.

Por otra parte y como un sueño más concreto Raúl, tiene como meta el conformar un grupo musical con su polola, también una joven dedicada a la música, específicamente al canto y el cuál el admira: “Para mi ella es una inspiración, su canto es hermoso y anda me gustaría más que masificar mi música, junto con ella”.

Finalmente este joven músico y soñador cuenta que entre sus sueños musicales está en algún momento y si Dios se lo permite, tocar en las ruinas de Machu Picchu, inspirado bajo sus conocimientos de música andina y la iluminación de los ancestros del lugar.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lanzamiento de PlexoAmérica: Poesía y gráfica de Morelia - Valparaíso

A continuación les dejamos un pequeño extracto de lo que fue el lanzamiento del libro "PlexoAmérica: poesía y gráfica de Morelia - Valparaíso" en el Aula Magna de la UPLA, el pasado 27 de noviembre.

Entrevista:

Luis Aburto, artista callejero:

“Creo que el arte que se aprende en la calle y en conexión con la gente, es mucho más valioso”

“Yo tenía 9 años la primera vez que intenté hacer malabarismo, recuerdo que en esa época recién se estaba popularizando el arte callejero como una disciplina y no un simple hobby. En ese momento, me acuerdo que estaba con mi papá cruzando la calle y en el semáforo estaba un flaco equilibrándose sobre una pelota y haciendo malabares con clavas, que en ese momento no sabía lo que eran, al mismo tiempo, yo quedé asombrado. Incluso hice que mi papá se detuviera y nos quedamos mirando todo el show, con la boca abierta, como cabro chico que descubre algo nuevo, sentí que se había presentado un mundo frente a mis ojos y quería vivir en él”

Ese fue el primer acercamiento que Lucho Aburto –para los amigos- tuvo al arte callejero, desde entonces nunca se ha aleado de él, ya son 13 años dedicándose a lo que ama y por lo que se ha perfeccionado con el paso del tiempo, formando parte de grupos como Malabicirco, el “Colectivo de Malabarismo y Artes Callejedas, Clavalpo” y dedicándose por unos años en el arte circense, donde desarrolló sus habilidades con mayor precisión y disciplina.


Sus inicios se enmarcan en el 2001, mientras todos comenzaban a articular sus mejores pasos de “axé” con el programa juvenil Mekano, Lucho prefirió enfocarse en otras cosas practicando el malabarismo, en un principio. Aunque costó bastante coordinar las manos, como señala él, al poco tiempo logró desarrollar habilidades notables, así que comenzó a buscar otras formas y actividades para seguir creciendo como un puberto artista callejero. Practicó el diábolo, la rutina del “tacto” con burbujas (pelota transparente que se pasan por los brazos, cabeza y cuello creando una ilusión de que la pelota se mueve sola y hasta levita). Pero esto no fue todo, el esplendor de la época callejera de Lucho se produjo cuando entró a estudiar al liceo “Eduardo de la Barra”, donde apenas tuvo la oportunidad de formar un taller de malabarismo la hizo. Si bien el taller en un principio comenzó desarrollando técnicas bastante básicas y de formación inicial para esta actividad de expresión artística, luego de un año, con el equipo de “Malabarrismo” –como se llamaba el grupo liceano- lograron implementar, las especialidades de tela, en un principio, el elástico (actividad en la que una persona hace equilibrio sobre un elástico extendido a un metro de altura sobre el suelo) hasta trapecio, dispuesto en el gimnasio del liceo.



“Esos fueron años dorados, por un lado había muchas cosas que aprender, no digo que ahora lo sepa todo, pero en ese momento de verdad sabía muy poco. Y ese taller fue como un nuevo despertar, una nueva entrada a cosas más complicadas pero fascinantes, comencé a adentrarme en lo que se trataba el arte circense y no me saqué de la cabeza la idea de formar, por lo menos una vez en la vida, parte de un circo”

 






Por otro lado, también se potenció como gestor cultural, organizando juntas de artistas callejeros en el Centro Cultural Ex Cárcel, donde participaban integrantes de circos que se encontraban en la quinta región, y que sirvieron de apoyo técnico y testimonial. En dichas reuniones, además de prestar una colaboración práctica desarrollando talleres de enseñanza de ciertas prácticas como tela y malabarismo específicamente, también realizaban charlas donde se discutía la importancia del desarrollo del arte callejero como disciplina reconocida, los valores de este, que apuntan a un relación de la expresión artística llevada a la calle y a todas partes y por sobre todo, realzar la valorización de un arte alejado de la academia con referentes que aman y se relacionan de otra forma con lo que desarrollan, donde el público y el hecho de complacer a este es esencial.

A su vez, también ha sido colaborados en varios grupos de batucadas de la región incorporando el malabarismo y actos circenses dentro de los shows, con las murgas en San Antonio, en Los Mil Tambores en Valparaíso, en el Encuentro de Malabaristas y Artistas Circenses que se realiza en Santiago. Buscar todos los escenarios y ambientes posibles para mostrar y compartir con otros el arte que tanto le gusta, es el objetivo de Lucho.





Luego de salir de 4º medio, prefirió dedicarse a lo que más le brindaba felicidad, y con lo que se sentía más útil. Así que, para no molestar a sus padres hizo sus maletas y se emprendió a recorrer Chile con el grupo “Malabacirco” donde estuvo por más de dos años y en el que aprendió la importancia de relación del arte callejero y la comunicación con la gente. Que parece bastante obvia, pero tiene un sentido mucho más profundo.

“Cuando entré a trabajar con los chiquillos, me recibieron y trataron súper bien desde un principio, el Wladi me enseñó mucho sobre la importancia de integrar a la gente a los shows, de interactuar con ellos, que sintiera que aquello que estaba haciendo realmente generaba algo en alguien, aunque fuera una persona, que se riera con el show, que quedara pegado, que se asombrará con alguna maniobra. Eso es lo que finalmente, al terminar el día, te deja con el pecho inflado y con la sensación de que estás haciendo algo que realmente sirve, aunque sea para que la gente se distraiga un poco, es bonito. No hay nada más bonito que ver a los niños asombrados saltando como locos. Después del terremoto, nosotros fuimos a Dichato, el ambiente era desconsolador y la gente de verdad necesitaba un poquito de cariño, esa cosa cercana que se genera. Ese fue uno de los momentos más significativos que pasé con Malabicirco”

Luego de estar por dos años en el grupo, Lucho tuvo que abandonarlo por motivos de fuerza mayor. Volvió a su casa en Viña del Mar y con ello la idea que volvería a la rutina le pulverizaba la cabeza, pero para su suerte, recibió la visita de unos artistas circenses con los que había trabajado en la Ex Cárcel. La posibilidad de ser parte de un circo era una realidad, no lo pensó dos veces y tomó sus maletas que apenas alcanzó a desarmar, para embarcarse otra vez en la aventura.

“El año que pasé en el circo fue lo máximo, me especialicé el trapecio. Teníamos funciones cada noche durante la temporada de primavera-verano. El ambiente que se genera en el circo es muy bonito, todo es como mágico, brillante, las luces, las acróbatas, los payasos, todo genera un clima especial que resulta en una atmósfera donde todo es agradable”.

Lamentablemente su estadía duró menos de lo que le hubiese gustado a Lucho, por problemas con algunos integrantes del lugar que criticaban a los artistas sin formación circense desde la cuna. Es por eso, que nuestro protagonista decidió no dar el nombre del circo y sólo referirse a los recuerdos valiosos que guarda de esa experiencia. En la actualidad, Lucho está formando parte de varios grupos en los que se desempeña como colaborador y formador de artistas callejeros, sin embargo, no se cierra a la posibilidad de aventurarse de nuevo y salir a recorrer Chile o quizás el mundo, quién sabe. 
Los Mil Tambores 2013 
Festival Los Mil Tambores 2012